A menudo pensamos en un futuro más justo, igualitario, lleno de empatía y libre de prejuicios. La manera de acercar esa utopía a la realidad es con los compromisos que adoptamos en el presente. Somos muchas las personas que apostamos por ello y nos vemos decididas a trabajar por conseguirlo. Se trata de un camino largo, lleno de pequeños pasos que parecen perderse hasta que aparece alguien como July (nombre ficticio).
July es una niña que con solo 9 años debió hacer frente a lo que muchos podrían considerar una dura encrucijada. Sus padres, al ser uno de ellos biológico y el otro “sólo” de crianza solicitaron ante la Justicia ser reconocidos como padre legal: es decir como único padre.
«No quiero elegir: tengo a dos papás y a los dos los quiero» sentenció la pequeña y abrió así un nuevo capítulo en la jurisprudencia argentina. Un capítulo donde la persona pesa más que la ley escrita. Así, los prejuicios se deshacen frente a las necesidades y el reclamo del derecho a recibir amor que todas las niñas y niños tienen.
Esto abre un nuevo horizonte para que la justicia. Un primer paso para reconocer distintos modelos de familia que no sean los normativos. Si una niña tiene dos madres que son pareja y un padre o un niño que lo está esperando tiene la posibilidad de ser adoptado por una familia donde tendrá tres padres que lo amen, ¿no deberíamos alegrarnos? Queremos que todas las hijas e hijos puedan recibir el amor que merecen.
La sociedad y la justicia deberán avanzar en esa dirección porque la familia son los lazos que nos unen.
Si también has vivido tu infancia o parte de ella en el seno de una familia no normativa, cuéntanoslo con el hashtag #YoSoyJuly y mostremos al mundo que donde hay diversidad hay amor.