El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales (Sí, hasta 1990 se creía que era una enfermedad, para la que además se ofrecían varias curas). Si te paras a pensarlo, la generación millenial ya existía 10 años antes de eso. Es decir, realmente hace muy muy poco tiempo. Prueba de esto es la desigualdad social (y legal en muchos lugares) que sufrimos las personas LGTB simplemente por ser. El acoso, la discriminación, los insultos e incluso palizas o el aislamiento están a la orden del día.
Hoy me gustaría hablar de una situación particular que se está dando con el COVID-19. Se trata de la que están viviendo todas aquellas personas cuya vulnerabilidad se ha visto agudizada. Personas que se habían ido de su pueblo o ciudad a grandes ciudades como Madrid para poder salir del armario libremente y que ahora ha tenido que volverse. Hablo de gente en riesgo de exclusión social que han visto cómo sus fuentes de ingresos han desaparecido y no tienen una red de seguridad. Son personas que viven con una familia hostil, que no acepta su realidad o que simplemente no puede permitirse salir del armario en su cada por miedo a posibles represalias y ya no tienen un salvoconducto en el exterior.
Es lógico que la mayor preocupación sean la pandemia, la salud o la reactivación de la economía. Pero eso no significa que debamos olvidar la situación de desprotección, miedo y represión que mucha gente está viviendo. Sin posibilidad de evadirse. Sin posibilidad de encontrar un gesto, un abrazo o un guiño de confianza que les permita seguir adelante. O de quienes no pueden llegar a fin de mes a raíz del aislamiento y el sistema tiene excluidas.
Hay que acordarse de que las personas que eran vulnerables antes de la pandemia, ahora lo son aún más. Te cuento una historia reciente, de hace escasos días:
Se trata de la historia protagonizada por un chico de Seúl, Corea del Sur. La semana pasada dio positivo en Coronavirus y se pusieron en marcha los protocolos que el gobierno coreano tenía previstos. Poco después varias personas con las que había tenido contacto dieron también positivo y se investigó con quiénes más podría haber contactado. Resulta que el sábado anterior había acudido a varios locales de ambiente de un barrio de la capital coreana. Otro chico iba con él ese día y también dio positivo. Más tarde, otros dos chicos que habían tenido contacto también testearon positivo. Esos dos chicos habían acudido a saunas (cuyos nombres se han hecho públicos). El gobierno ha anunciado que este chico, paciente 0, ha expuesto a más de 1500 personas y se están examinando las cámaras de la ciudad para poder rastrearlas junto a los pagos con tarjeta, móviles cercanos, etc.
Aquí es donde se complica, ya que varios portales de noticias han cuestionado la “privacidad” de la orientación sexual, alentando a que fuera algo que se debiera exponer por parte de las empresas. Inmediatamente la gente se sumó a esta cacería de quien es más débil o tiene una mayor desprotección. Personas LGTB empezaron a recibir amenazas de outing (sacar a alguien del armario a la fuerza) y el odio en redes sociales y la LGTBIfobia empezaron a correr como la pólvora.
Hoy conmemoramos un avance histórico y ponemos sobre la mesa la desigualdad y las reivindicaciones de todo un colectivo que sigue luchando por tener los mismos derechos y oportunidades que el resto. Hoy es el día en que recordamos que no hay peros que valgan.
P.D. Si necesitas ayuda o atención te recomiendo acudir a entidades LGTB de referencia de tu región.
En España:
Arcópoli (Madrid)
918 78 09 05 | 618 54 71 66
buzon@arcopoli.org
arcopoli.org
En Argentina:
Defensoría LGBT
(+54 11) 4338-4900, interno 8109
defensoría@lgbt.org.ar
Federación Argentina LGBT
(+54 11) 4331-1237
federacion@lgbt.org.ar
www.falgbt.org