Las industrias culturales se ubicaron rápidamente entre las más afectadas por la pandemia. El nuevo contexto, que aportaba aislamiento como solución, anuló las salidas, apagó las luces de los teatros, las pantallas de cine y la música en los recitales; justo cuando la necesidad de conectar con les otres se volvía riesgo y necesidad al mismo tiempo.  

En medio de esa encrucijada, trabajar nuevas formas para la comunicación fue desafío y necesidad. Era preciso volver a poner a la cultura en el centro de la esfera social, para que las relaciones humanas vuelvan a tener contenidos, canales, formas y experiencias que los interpelen, y los doten, de herramientas para enfrentar y entender las emociones de esta nueva vida en aislamiento.

Rápidamente las redes sociales ocuparon el espacio destinado al encuentro a través de vivos, charlas o monólogos. La música, en tanto, apostó al streaming como medio para reproducir esos espacios de comunión entre el artista y su público.

Pero para les actores la cosa seguía complicada. ¿Cómo conectar con un público que no se ve, ni se escucha? ¿Cómo comunicar la sensibilidad de una escena, la tristeza de una mirada o la excitación que provoca el encuentro, sin planos,  ni luces, o música que cree el ambiente, genere el clima o anticipe la acción?

En Argentina, “Amor de Cuarentena”, es una propuesta de teatro virtual que se desarrolla a través de WhatsApp, mediante la entrega de audios, fotos y canciones que se suceden a lo largo de 14 días.

La propuesta acerca a “un antiguo amor que se comunica en tiempos de encierro”. Así a través de los diferentes mensajes, “escuchamos su voz, lo reconocemos. De alguna manera extraña, nos brinda compañía” explica su autor, Santiago Loza.

La invitación actoral, no sólo destaca por su novedoso formato sino por la centralidad y la versatilidad que el proyecto otorga a la comunicación. Ya no se trata de cuerpos representando acciones en lugares concretos, sino de voces que transmiten, evocan y conectan con situaciones simples de la vida cotidiana.

La obra logró reconocer cuáles eran las mejores habilidades comunicativas para ése proyecto, en ese contexto determinado y para un público nuevo que ya no se traslada de su hogar, sino que busca en la intimidad del mismo, el escenario perfecto para dar paso a la comunión.

Es ahora el espectador devenido en receptor el que habilita la acción y la resignifica con sus propias experiencias  al preguntarse con cada audio que llega: ¿Sería así el mensaje de esa ex pareja que nunca más me animé a conectar? ¿Quisiera escuchar su voz diciéndome que piensa en mí más de lo que yo imagino?

Renovar las formas de nuestra comunicación, poniendo en juego todas sus habilidades, es la clave para que más y nuevos públicos nos descubran. En esta propuesta, dirigida por Guillermo Cacace, e interpretada por les actores Cecilia Roth, Jorge Marrale, Dolores Fonzi, Leonardo Sbaraglia y Camila Sosa Villada, la interpelación del teatro vivo parece intacta; tanto como la ganas de un público, que aunque distinto, sigue necesitando de la cultura para ser.

Desde Pájaro Comunicación les invitamos a indagar acerca de esta propuesta que se desarrolla bajo una lógica cooperativista que reconoce y da valor de manera equitativa al trabajo de artistas, autores y directores, entre otres.

Además, con la compra de la entrada podrás colaborar de manera voluntaria con la Casa del Teatro y el Archivo de la Memoria Trans Argentina.