Que no pase una semana sin su polémica en los medios. Hoy nos detenemos en lo ocurrido el martes en el programa presentado por Pablo Motos, El Hormiguero 3.0. Para quienes no lo conozcáis, especialmente si estáis al otro lado del Atlántico, se trata de un talk show dirigido a todos los públicos con una suerte de contenidos variados, como trucos de magia, experimentos científicos o entrevistas a celebridades que se emite en prime time (la hora punta de televidentes). El programa, si bien ha pasado por varias cadena y productoras, lleva en emisión desde 2006. A pesar de estos cambios, la «esencia» se ha mantenido siempre igual, lo cual no es necesariamente bueno.
¿Por qué hemos traído esto aquí hoy? Si no lo has visto, te dejamos este breve (brevísimo) vídeo para entrar en contexto:
Luna Fulgencio es una actriz de 9 años de edad que acudió al programa como invitada. El conductor en un momento le pregunta «si hay algún chico que le guste» o «algún famoso», y cita a Antonio Banderas (60 años) y Mario Casas (34 años) como posibles respuestas. Sólo hasta aquí el grado de violencia hacia Luna, y cualquier otra criatura que pudiera estar viendo El Hormiguero, es sumamente alto. Estamos en 2020 y seguimos proyectando el mensaje de que la niñez no tiene validez en sí misma, que la etapa de referencia para todo es la adultez e hipersexualizamos a las criaturas desde tiernas edades. Porque sí, preguntarle a alguien con 9 años quien le gusta (insinuando algún tipo de atracción sexual) es hipersexualizarle, más aún cuando los ejemplos que se ponen son de hombres que cuadriplican o casi septuplican su edad.
Todo ello sin olvidar el cariz de cisheteropatriarcado que destila el planteamiento, asumiendo siempre tanto el género de las personas como que su orientación va a ser la heteronormativa.
A mí me gusta Blanca Suárez
Es lo que responde Luna, entre inocentemente o quizá intuyendo las intenciones del presentador y esquivando la bala lo mejor posible añadiendo luego que aún es muy joven para plantearse nada en cuestión de amoríos.
Una respuesta mucho más madura y desde luego mucho más adecuada que la reacción del propio Pablo Motos que, cuando escucha Blanca Suárez inmediatamente replica «pero bueno, te gusta como actriz» porque, evidentemente, no concibe que pudiera estar ante algo que se saliese del esquema hegemónico.
Esto desde luego lanza un mensaje desolador: ser LGTB está mal, no es correcto, se trata de un error, no es una posibilidad válida. Y este mensaje llega, como comentaba al principio, a un espectro muy amplio de la población, incluyendo a quienes son más jóvenes. Se daña a las personas LGTB que al verlo se reafirman en eso que la sociedad no deja de decirles: que están rotas, algo en ellas no funciona y tienen o que arreglarlo o que esconderlo.
Queremos infancias libres
Desde Pájaro Comunicación clamamos libertad para que las personas se desarrollen adecuadamente y los medios y la comunicación de empresas e instituciones juegan un papel fundamental en ello. Es menester crear contenidos que sean inclusivos, que incorporen las distintas realidades que viven las personas (LGTB, racializadas, con diversidad funcional, etc.) y lo hagan en condiciones de igualdad. De la misma forma tenemos que entender y respetar la infancia e incorporarla, al igual que la vejez, sin considerarla algo secundario o sólo una etapa transitoria sin más. Todas las etapas de nuestra vida son igual pasajeras y todas son igual de importantes, con una salvedad: cuando no somos «solo adultes» es cuando somos más vulnerables. Protejamos a quienes más lo necesitan y permitámosles ser todo lo libres que merecen.